Contemplar alrededor con atención. Empaparse de naturaleza aunque eso implique caminar por horas en medio de la lluvia o con intolerable calor. Desconectarse, pero no tanto. Hacer amigos en el camino. Se puede viajar de muchas formas: algunos optan por las comodidades de un alojamiento que les permita quedarse adentro si el clima no acompaña y ni se les cruza por la cabeza cocinarse o dormir en el medio de un camping mirando las estrellas. Mucho menos cargar una carpa y una bolsa de dormir.
«Yo ya lo hice» o «no me interesa», son algunas de las frases más comunes que surgen de estos viajeros. ¿Pero quiénes son aquellos que están «del otro lado»? ¿Quiénes son los que le dicen «sí» a todo eso?
Esos «otros» son un grupo de turistas -aun hoy hay quienes los catalogan como «hippies»- que eligen irse de vacaciones o salir a recorrer el mundo con una mochila al hombro.
Abaratar costos es el primer factor que hace que estos viajeros elijan «mochilear». Pero no es el único ni es el determinante?. La actividad física que implica, el crecimiento personal y la libertad son otros de los motivos. Sin embargo, el principal es «vivir con poco»: no hay forma de viajar con una mochila encima si no es aprendiendo a desprenderse de objetos personales.
???Hoy, la generación de «mochileros siglo ?XXI» elige ir donando ropa a medida que avanzan en el viaje para llevar cada vez menos peso. Son ecológicos y utilizan la copita menstrual y shampoo y jabón en barra. Y su viaje ya no necesariamente implica cargar una carpa y una bolsa de dormir. Ahora, los mochileros prefieren dormir en hostels en los que trabajan a cambio de hospedaje o se alojan en casas de familia, sobre todo en el exterior, para sentirse un local más.
Y por más que la idea sea desconectarse, eso ya no rige tan fuertemente como hace años. En momentos de hiperconectividad, los mochileros preguntan sus dudas sobre destinos a Google, foros, blogs y obtienen las respuestas. Ya en viaje, vuelcan sus contenidos a redes sociales, en especial Instagram, y muchos desde esa plataforma comienzan a ganar seguidores y se convierten en grandes relatores de viajes.
Qué piensan, cómo viajan, cuáles son sus tips para aquel que está a punto de lanzarse a la aventura y cómo se conectan entre ellos. Acá, una radiografía de la generación de mochileros 3.0.
Cómo armar una mochila en el siglo XXI: qué elementos no pueden faltar
Si hay un punto en común entre los mochileros es que cada viaje y cada experienca es única, por lo que hay quienes pueden considerar un elemento como indispensable, pero tal vez para otro viajero lo mismo signifique un estorbo.
Sin embargo, hay dos características que los engloban sin excepción: un mochilero debe tener ingenio para «encontrarle uso a todo» y «adaptarlo a las necesidades», de acuerdo a lo que marcó Gonzalo Botas, de 31 años, creador del Instagram Destino Mochilero.
La otra cualidad es ser desprendido. Si la situación lo amerita, hay que saber despojarse de elementos que ya no van a servir para otro momento del viaje. Ángeles D’Errico, oriunda de Junín y quien vive viajando en modo mochilero desde hace siete años, contó que la comodidad es la clave.
«En mi caso, no suelo planear viajes con anticipación, voy donde surja en el momento, por lo que si estoy viajando en verano por ejemplo, no voy a andar cargando una campera polar solo ‘por las dudas’. En todos los países hay locales de segunda marca donde podés comprar lo que necesites. He comprado camperas por 1 dólar o incluso encontrado ropa gratis en hostels que otros viajeros van dejando», remarcó Angie, Titin Round The World en Instagram, al tiempo que puntualizó que cuando comenzó a viajar en 2012 llevaba una mochila de 80 litros que prácticamente «no podía levantar». Hoy, carga una mochila de 40 lt. con la que puede caminar mucho tiempo sin sentirla.
«En cuanto a la indumentaria tratamos de llevar lo menos posible porque hay que cargarlo en la mochila y cada gramo pesa. Y cuando te empieza a doler la espalda por el peso es cuando te das cuenta que eso que te estás llevando de más no te favorece en nada», comentaron los creadores del blog Marcando el Polo, Juan Caldaroni y Daniela Elias, más conocidos por sus apodos Jota y Dani.
«Cuando pasamos de un lugar que hace frío a otro que hace calor, nos desprendemos de la ropa, la donamos o regalamos: es esencial para viajar de mochilero saber no apegarse a nada que sea material porque no lo podés cargar. Así estás constantemente desprendiéndote de cosas», agregaron ambos, que arrancaron a viajar en 2009.
Una vez que estas dos premisas son incorporados, la lista «ideal» que confeccionaron los diversos mochileros consultados por Clarín incluirían:
Una mochila de mano para llevar siempre: allí se guardan los documentos, billetera, botella de agua, celular, cámara de fotos (en caso de que se lleve).
5 o 6 remeras
1 jean
1 jogging
1 bermuda o short
1 malla
2 pares de calzado por si uno se moja: uno es importante que sea deportivo y todoterreno.
Ropa interior
Medias
2 buzos
Sombrero o gorro para protegerse del sol
1 campera impermeable o rompeviento
Soga y broches para lavar la ropa
1 toalla de microfibra
Los mochileros de hoy tampoco presciden de la tecnología. La mayoría realiza contenido que luego sube a las redes sociales: incluso, varios trabajan de los contenidos que postean y deben mantener sus blogs, en ese caso hay que agregar al listado:
Computadora
Cámara de fotos
Libreta y lapicera para ir tomando nota de todo lo que les va llamando la atención.
Ahí hacen una salvedad: puede haber mochileros que no están trabajando en el camino o que trabajen de otras cosas, quizás vendiendo comida o realizando artesanías. Así, con un celular o tablet estarían más que cubiertos y no precisarían notebook o cámara.
Cómo fueron evolucionando los accesorios a través de los años
El cambio más importante que se dio a lo largo del tiempo parece tener que ver con un elemento que antes era considerado fundamental para cualquier mochilero: la carpa. Ahora, como la prioridad es viajar liviano y cómodo, los mochileros optan por alojarse en hostels o casas de familia a las que llegan por la app couchsurfing o Airbnb. De esta forma, pueden prescindir de la carpa y la bolsa de dormir y aliviar el peso.
Sin embargo, no quiere decir que la nueva generación descarte totalmente llevar una carpa, ya que se sigue utilizando en muchos casos. La pareja conformada por Jota y Dani, de 32 y 30 años, sí la llevan con ellos al margen de utilizar como hospedaje hostels o casas de familia. La idea es combinar distintos albergues.
«Hay ocasiones en las que llegás a lugares que no hay ningún tipo de alojamiento aunque no sean tantas», admitió Jota. Para esos casos, la carpa entonces resulta una salvación.
«La carpa en mi caso no es prioridad ya que por lo general trabajo en hostels a cambio de alojamiento», declaró Ángeles. «A lo largo de los años lo que cambió muchísimo es la eficiencia de los elementos y, sobre todo, el tamaño y el precio», agregó al tiempo que dijo: «Hoy en día es más económico armarte de un buen equipo de viaje sin necesidad de invertir un año de sueldo. Desde las toallas de microfibra que secan rapidísimo hasta la ropa térmica que te salva de temperaturas bajo 0 y unos buenos borcegos que se pueden conseguir a buen precio».
Titin Round The World comentó además que lleva siempre consigo jabón y shampoo en barra que ocupan muy poco espacio y «duran meses». Además, utiliza la copa menstrual, que es ecológica y mucho más útil para una mujer que viaja con su mochila al hombro todo el tiempo.
Nicolás Grimaldi, de 27 años y quien viaja como mochilero desde hace 10, destacó que hoy en día «hay una enorme variedad de objetos y materiales. Desde bolsas de dormir que pesan menos de 1 kilo y son súper pequeñas pero abrigan muchísimo (menos de 10 grados a veces) hasta las carpas. Viajar no es como antes, donde uno llevaba una carpa canadiense en un bolso gigante y súper pesado, sino que las carpas son muchísimo más prácticas en cuanto a su manera de traslado y mucho más livianas porque se utilizan otros materiales para el fabricado de sus partes».
El creador del blog Mochiviajes también marcó que el mismo avance se ve en la indumentaria. «Ya no es necesario llevar camperones gigantes para estar abrigado. Hay gran variedad de alternativas: calzas térmicas, primeras pieles, camperas ultra delgadas con gran capacidad para mantener el calor corporal. Esto hace que el viaje se aligere».
«En mis viajes llevo un cargador solar, muchas veces estoy fuera del hostel por mucho tiempo y no tengo dónde cargar el celular. La batería dura cada vez menos y este cargador te saca del apuro», sumó Gonzalo Botas: «Es ideal para llevar a los campings», finalizó.
Nelson «Mochilero», blogger peruano de 42 años, quien posee la página Mochileros, destacó que antes «tenía que viajar completamente a ciegas» sin saber nada de la ciudad en la cual iba a caer. «Mi estrategia era visitar la primera casa de información turística, juntar algunos mapas, perderme en la ciudad y preguntar por diversos hospedajes caminando», agregó.
Para él, ahora «uno puede llegar al lugar con todo listo» y por eso hay más cantidad de mochileros que se animan a viajar. Por otra parte, destacó que hoy la mayoría tiene una cámara digital de calidad y conexión a Internet, lo que facilita todo». «Con una aplicación básica como Google Maps es suficiente para encontrar cualquier destino», manifestó.
«Esos looks antiguos de Indiana Jones han desaparecido en pos de las zapatillas antideslizantes, las mochilas ergonómicas y las telas aislantes», remarcó el viajero.
Y aunque parezca obvio, el gran cambio es que en este tiempo, con la gran cantidad de foros, relatos de blogueros de viajes o grupos en redes sociales se obtienen respuestas para casi todas las preguntas.
Las rutas más elegidas por los mochileros argentinos
Sur argentino
La ruta mochilera de la zona de los Lagos al Sur, en la Patagonia?, es un gran punto de partida para los viajeros. San Martín de los Andes, Bariloche y Villa La Angostura, tres localidades que pueden recorrerse desde la famosa ruta de los Siete Lagos.
Muchos deciden terminar ahí pero hay otros que optan seguir bajando para recorrer Chubut con su gran atractivo que es la ciudad de Puerto Madryn, una vía de acceso a Península Valdés y a Punta Tombo. Ya en Santa Cruz, lo más elegido para recorrer es El Calafate, un punto desde donde partir para ver el Glaciar Perito Moreno. El Chaltén también recibe a muchos mochileros que quieren visitar el Cerro Fitz Roy.
Ushuaia, en Tierra del Fuego?, al ser el punto más austral, se convierte en el «broche de oro» de estas rutas mochileras por Argentina.
Sudamérica
Con trece países por recorrer, no es fácil establecer una sola ruta. Lo más popular es arrancar por el Norte Argentino saliendo desde Tucumán y ahí empezar a subir hacia Salta, Jujuy, recorrer Purmamarca, Tilcara y luego cruzar a Bolivia. Allí, las paradas obligadas son el majestuoso Salar de Uyuni y La Paz para luego pasar a la frontera con Perú viendo el famoso Lago Titicaca. El punto luego sería la ciudad de Cusco conocida como la «meca mochilera». Lo más popular es hacer el Camino del Inca o alguna alternativa menos costosa. Para finalizar, el broche de oro de los viajeros es Machu Picchu.
?Sudeste asiático y Oceanía
?Se popularizó mucho en los últimos años entre los argentinos visitar Tailandia, Vietnam, Camboya, Malasia, Singapur y Laos?. El motivo es que si bien el vuelo es caro, el costo de vida allá es muy económico.
En el caso de Nueva Zelanda o Australia?, una de las experiencias más comunes son las que proponen los programas de Work & Travel, que abarata mucho los costos.
«Uno hace unos ahorros trabajando en estos países y después se pueden conseguir vuelos baratos a Asia desde ahí», consignó Jota.
Además, contó que en el sudeste asiático se puede comer por 1,50 a 3 dólares y dormir por 10 dólares. «Una vez en destino se hace muy barato vivir allí para un mochilero».
?Apps que utilizan los mochileros para viajar
Couchsurfing
Conecta viajeros con personas locales que están dispuestos a hospedarlos o juntarse a pasar tiempo con ellos y mostrarles en lugar en el que viven, además de contarles cómo es su cultura.
«Esto no es sólo una forma de economizar (ya que el hospedaje es gratis) sino que significa el privilegio de poder quedarte dentro de sus casas y en general conocer a sus familias, amigos y compartir un poco de su vida diaria», aseguró D’Errico, quien la utiliza siempre que viaja.
Maps.me
Dato importante: ?es un mapa que funciona offline. «Hoy en día es muchísimo más fácil viajar como mochilero, sobre todo por la comunicación y con la cantidad de traductores online que ayudan cuando hablar por señas no alcanza», afirmó Angie al respecto.
Para ella es fundamental a la hora de viajar ya que «le salvó la vida» en varios destinos. «Lo único que tenés que hacer es descargarte el mapa del país que visitás con anticipación», contó sobre la app.
Wikitravel
?Jota y Dani enfatizaron que utilizan esta guía de viajes global, así como opinaron que las famosas guías de viajes de Lonely Planet también los ayudaron mucho.
Traductores
La app de Google translate es gratuita también y traduce instantáneamente palabras, frases y páginas web a más de 100 idiomas.? Se puede descargar y usar offline, aunque no para todos los alfabetos.
Tips para viajar como mochilero por primera vez
Animarse: para poder disfrutar del viaje lo primordial que aconsejan los mochileros más experimentados es dejar los prejuicios en casa y abrirse a vivir nuevas experiencias y entrar en contacto con diversas personas, averiguar y preguntar. «Conocer por experiencia propia es la única forma de aprender sobre otra cultura», manifestó Titin Round The World.
No intentar tener todas las respuestas de antemano: dejar el miedo de lado a quedarse sin plata o qué puede llegar a pasar si uno no encuentra dónde quedarse. Lo mejor sería disfrutar de lo inesperado.
Armar un itinerario: la idea es que conste de las ciudades que se planea visitar. No es necesario que se cumpla con rigidez pero sí puede ser tenido a cuenta a modo de guía, sobre todo para optimizar los recursos y el tiempo.? «Es importante hablar con otras personas acerca de ese destino a visitar. Está bueno improvisar pero a veces es caro porque hace que no consigas ofertas de hospedaje o transporte», explicó Gonzalo Botas.
No hacer largas caminatas nocturnas, solo, y sin el equipamiento necesario para pasar la noche en caso de perderse (carpa, bolsa de dormir, comida, agea, etc.)
En caso de estar en el extranjero, respetar siempre sus tradiciones y ser «un local más»: tomar transporte público, hablar con ellos, pedirles consejos sobre los lugares a visitar para entender y adentrarse verdaderamente en su cultura.
Cuidar los lugares naturales.?
Ahorrar: gastar sólo en el lo necesario.?
Qué accesorios son los más comprados por los mochileros
?Santiago Schenkman, titular del negocio El Mochilero, especializado en aventura y camping desde 1992 y Kevin Lerke, Marketing Manager de Columbia Argentina, revelaron cuáles son los productos más pedidos:
– Una buena mochila. Dependiendo de la cantidad de litros y sus diversas características varían los precios. Los modelos que incluyen compartimento para bolsa de hidratación, espaldar ergonómico, material respirable y silbato de auxilio están $ 15.288.
Hay mochilas con compartimentos refrigerados (para trasladar comida y líquido allí) que cuestan $ 8.838. Las que tienen compartimentos para ropa húmeda, muy buscadas por quienes realizan deportes acuáticos, están $ 9.950.
Las mochilas con correas para colocar la tabla de skate en el frente de la mochila, o mismo la tabla de snowboard o esquíes van de $ 6.763 a $ 14.050.
Los bolsos que se compactan dentro de una bolsa pequeña o bolsillo y así poder meterlos dentro de otro equipaje salen $ 16.088.
Una mochila chica y liviana para el día a día del viaje. Si es de un material liviano y que no ocupe lugar mejor, para meterla adentro de la mochila grande cuando se quiere cargar un solo bulto. $6.438.
– Cubre mochila por si llueve. Desde $ 400.
– Linterna de cabeza. Hay varios modelos, los precios van desde $ 650 hasta $ 1.000.
-Bolsa de dormir. El precio depende del rango térmico, las más básicas arrancan en $ 1.800 y las que soportan temperaturas -0° superan los $ 3.000. Las de plumas son mucho más caras. Por ejemplo, un modelo compacto cuesta $ 7.188.
-Aislante: $ 300.
-Termo de acero que aseguran, depende del modelo, entre 8 y 24 horas de agua caliente. Van desde $ 2.600 hasta $ 3.500.
-Navaja. Desde $ 200 a $ 2.500.
-Carpa. (Depende del tamaño y las especificaciones técnicas varían los precios). Desde $ 5.000 a $ 14.000.
-Un buen calzado de trekking. De $ 4.000 en adelante.
-Brújula. Desde $ 100 a $ 1.800.
-Pilas extras.
-Bastones de trekking cuando se trata de un viaje a la montaña que incluye senderismo. $ 3.500.
Escrito por Silvina Darago para Clarín.